En tiempos primitivos las cimas y laderas de los montes y montañas eran considerados sagrados. Dominando el amplio valle de río Ulla destaca la silueta cónica del antiguo monte Illicinus. Desde muy antiguo esta cima de cerca de 550 metros de altitud aparece rodeada de leyendas sobre encantamientos, dragones y serpientes, tesoros y seres mitológicos.
Una de estas leyendas es la de la ''Tralatio'' el traslado del cuerpo del Apóstol Santiago desde Jerusalén. Llegados a Galicia, los discipulos que traían el cuerpo del apóstol se presentan ante la Raíña Lupa, señora de estos lares, la reina para deshacerse de ellos los envía a las laderas tenebrosas del Pico Sacro. En él debían encontrar una manada de bueyes mansos que llevarían el carro con los restos del apóstol, pero lo que se encontaron en realidad fueron toros salvajes. Estaban en el monte cuando se les apareció un dragón que sembraba el pánico en las tierras limítofes y ahuyentaba a todo aquel que osase acercarse. El mitólogico animal huyó ante la presencia de los discípulos y restos del apóstol y los toros se acercaron desbravados y se dejaron uncir el carro.
Existe la creencia de que en su cima las brujas y los hechiceros de los alrededores tenian sus reuniones rituales.
La adopción del nuevo nombre Pico Sacro ( antiguamente Monte Illicinus) esconde el deseo de sacralizar un enclave natural receptor de multitude de creencias y ritos paganos, lo que es remarcado por la construcción cerca de la cumbre de una ermita en la que se venera la imagen se San Sebastián.
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