jueves, 6 de marzo de 2014

Mouros



Los "Mouros" son una especie de raza imaginaria que habita en nuestros monumentos prehistóricos (mámoas, castros, petrogrifos) o incluso en parajes destacados de la Galicia rural. El término “"Mouros" no proviene de moro (árabe) procede del prefijo prerrománico “mor” que significa “piedra”.

En los lugares que habitaban los "Mouros" había tesoros ocultos y ellos son los cuidadores de dichos tesoros. Esos tesoros normalmente estaban encantados, para conseguirlos había que superar una serie de pruebas. 

Los "Mouros" trabajaban en la orfebrería, mientras que las "Mouras" tenían fama de hechiceras y eran rubias de tez blanca, ojos azules, vestidas con ropas blancas, solían poseer objetos de oro. En otras ocasiones, éstas aparecían como grandes serpientes que había que desencantar.

A pesar de que los "Mouros" eran poderosos y paganos, vivían de una forma muy similar a la del campesinado gallego. 

Eran bastante difíciles de ver, ya que se mantenían ocultos a salvo en dos momentos del día, que eran: el amanecer, en el que era menos frecuente que nos los pudiéramos encontrar y el anochecer. Aún así había una fecha, en la que siempre salían y se mezclaban con más naturalidad con el resto de los campesinos y esa era la noche de San Juan.



Aquí os dejo un par de leyendas de mouros:  

Los moros viven todavía bajo el castro.


El castro es obra de mouros que aún no hace mucho salían al exterior, pero al ver gente se escondían debajo de la tierra.

Dentro del recinto del castro hay tanto vino que, sí algún día estallara el depósito, inundaría todo el lugar de Vilacaiz.

Al trabajar las tierras con el arado, los lugareños no pueden desfondar mucho, porque las casas de los mouros están debajo y las herramientas tropiezan en los tejados; por eso alguna vez gritan;

¡¡ Venga, hombre, cierra el arado, no ares tan hondo que destejas la casa!!

Vilacaiz. Lugo. 


La moura del castro de Baínte


Había una moura aventando oro en el castro cuando acerto a pasar por allí un hombre de Baínte, que se quedo mirando tanta riqueza y dijo.

-Ay, si me diera un poco!

A lo que la mora respondió:

-¿ Lo quieres a puñados o lo quieres a ferrados? 

Y el hombre respondió:

-Lo quiero a ferrados.

- Pues entonces ve rápido a buscar la medida.

Corrió el hombre a casa, pero cuando volvió,  el oro y la moura ya se habían evaporado.

Y el de Baínte se lamentaba: Si hubiese dicho un puñado, quizás ahora algún oro fuese mío.


Vilamarín. Ourense.

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